
El rango de movimiento es la capacidad de movimiento que tiene una articulación. Llamamos rango de movimiento activo al lugar al que podemos llevar la articulación sin ser ayudada de nada más que de nuestra propia actividad muscular.
Lo vemos en un ejercicio muy sencillo: estabiliza la pelvis y gira el tronco a un lado (torsión) sin usar las manos haciendo palanca ni ninguna otra ayuda. Ese es tu rango natural de torsión.
Un rango pasivo es, por ejemplo, cuando en el ejercicio anterior usas la palanca de las manos para girar un poco más. Estás de alguna manera forzando el rango natural para ir más profundo. ¿Esto está mal? Pues depende…
En mi opinión la práctica de asana hasta el momento se ha enfocado muchísimo más en los rangos pasivos. Si te fijas bien casi toda la práctica es así y eso, en primer lugar nos da una idea engañosa de cuál es nuestro rango y en segundo lugar estamos permanentemente forzando las articulaciones. En cualquier momento se nos va a salir el fémur del acetábulo de la cadera como si fuese la pierna de una muñeca.
Lo más saludable en mi humilde opinión es revertir esa tendencia y limitar la práctica con palancas (que nos llevan a un trabajo de rangos pasivos) e incrementar los ejercicios de movilidad activa.
AVISO: deja a tu ego fuera de la esterilla. Cuando nos metemos en los trabajos de movilidad activa no vamos a llegar a posturas increíbles y nos podemos frustrar, eso es así. Pero a cambio podrás tener 80 años y tener tus caderas, muñecas y vértebras en su sitio y operativas. Porque el ejercicio de movilidad activo estabiliza, refuerza y pone en comunicación muchísimas partes del cuerpo y eso no lo hace ninguna palanca.
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